Desde este día, el gobierno mexicano empezará a instalar oficinas del Instituto Nacional Electoral en Consulados de Estados Unidos. Según las autoridades, se espera que ocho millones de mexicanos acudan a esos lugares a obtener la credencial que en México usamos como identificación y para votar.
¿Cuántos mexicanos radicados en el país del Norte estarían interesados en ese documento oficial; lo tramitarían y recogerían antes de que forme parte de blocks para construcción?
La realidad es que, fuera de los consulados, la credencial del INE no le sirve de nada a los paisanos. Y en las últimas elecciones votaron 62 mil mexicanos radicados en otros países, incluido el territorio estadunidense. Es decir, menos del 10 por ciento de lo que se pretende credencializar.
El trámite es de ocho pesos por persona, que equivaldrían a 64 millones de pesos, sin contar el material y recursos humanos empleados.
¿Vale entonces la pena usar recursos públicos en la credencialización de compatriotas en Estados Unidos?
