Mientras la industria de los alimentos precocidos sigue creciendo en el mercado para facilitar la preparación de alimentos tanto en el hogar como en restaurantes, el sector salud busca reducir su ingesta por los daños a largo plazo que producen al cuerpo humano como obesidad y sobrepeso y los que se derivan.
Pues así como el nombre lo indica, son alimentos congelados, envasados, en sobres o cajas de cartón que adolecen de nutrientes; contienen mucha sal, aditivos, grasas y calorías. La lista es larga: vegetales, frutas, leguminosas y alimentos de origen animal, principalmente pollo, y pescado; pastas, sopas, pizza, hamburguesas y demás.
El ritmo de vida que llevamos nos facilita consumir productos preparados con anticipación pero también hay que saber cuáles nos convienen: aquellos que están hechos en forma artesanal, las conservas de verduras al natural, verduras asadas, sopas deshidratadas, legumbres cocidas, etcétera.
La clave está en leer el contenido de los productos con los que pretendemos alimentarnos; algo así como cuando revisamos las etiquetas de la ropa que pensamos comprar.
