Decisiones políticas

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Que Morena le apuesta a expanistas o expriistas para competir en la elección local de 2018 en el estado de México no es casualidad. El partido de Andrés Manuel López Obrador busca conformar un abanico lo más amplio posible en términos ideológicos parea equilibrar los cuestionamientos que recibe de manera cotidiana y los misiles que le depare la campaña.

La interrogante —que se hacen incluso los más fanáticos prosélitos de AMLO— es si la apuesta le funcionará.

Por lo pronto sus encuestas, cuchareadas o no, muestran que los activos de Morena son limitados y pobres en reconocimiento público. Los “liderazgos” de Morena saben que el propio Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de apostar por los externos, sin importar el color o la ideología para que hagan una aportación real a los resultados de su partido y que no sea el partido —y él mismo— el que los lleve a cuestas.

La interrogante para los adversarios de Morena es cómo responderán a la decisión del exjefe de Gobierno de la Ciudad de México.

En el PRI es de esperarse que sean postulados candidatos con el perfil de José Antonio Meade, es decir, ciudadanos simpatizantes del PRI o figuras independientes que puedan desmarcarse del tricolor, de modo que los ciudadanos los perciban como ajenos a la clase política priista. El problema no será encontrarlos, sino que acepten, además de la rebelión de los que sienten que llevan “formados” mucho tiempo en espera de ser candidatos o de los que pretenden reelegirse.

En la alianza PAN-PRD tampoco será sencillo dar una respuesta, sobre todo cuando Morena ya se les adelantó con algunos políticos afines.

Sea como fuere, AMLO ya se puso en el centro de las decisiones…

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