Despensas y derroche electoral

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Ya es común en México que se entreguen despensas u otros regalos a los electores durante las campañas políticas. Incluso los candidatos piden a sus seguidores que reciban lo que les den pero que no dejen de votar.

¿A dónde nos va a conducir esta práctica?

Por una parte, se mantiene la idea de que las elecciones son un acto de compra de votos y por otra parte, que hay que continuar así.

Sin embargo, si lo vemos desde otro ángulo, los regalos en elecciones son un derroche de recursos públicos pues  los objetos, en gran parte humillantes, no fueron pagados del bolsillo de los candidatos o sus partidos sino del presupuesto público.

Es decir, esas dádivas que hoy denuncian pero a la vez encubren los candidatos provienen de los impuestos que pagamos tú y yo en productos y servicios, entiéndase alimentos, renta, salud, luz, agua, gasolina, diversión y entretenimiento y muchos más. Son al menos 30 impuestos y no hablemos de artículos y productos porque son infinitos.

Nuestro dinero está en los obsequios para los electores; en la organización de los actos de campaña, acarreos de gente y lo que conlleva.

Ya es hora de dejar de pagar por votos. De dejar de patrocinar la trata de votantes.

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