Se nos fueron los meses de enero y febrero, los del «desviejadero», según el dicho. Pero más vale que nos vayamos haciendo a la idea de que cada principio de año más personas adultas morirán y no solo a causa de las bajas temperaturas sino en gran medida por la falta de ayuda.
La razón es simple: la población mexicana está envejeciendo y en 15 años pasaremos de 400 mil a un millón de personas de ancianos que dadas las limitaciones de movilidad o de problemas mentales dejarán de vivir de forma independiente y necesitarán ayuda.
El problema es que vivimos el día a día y no tomamos con seriedad el tema de la vejez y lo que implica. Por supuesto, tampoco ponemos suficiente atención a nuestros viejos actuales.
La ancianidad se avecina como un problema de salud pública para México. Y «si hay algo que ennoblezca a la juventud, es el miramiento y respeto a los ancianos», José Martí.
