Dos penales mexiquenses, un riesgo social

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En el estado de México, la operación de las cárceles distritales que desde 1968 están instaladas en Tenango del Valle y en Tenancingo, implican un grave riesgo, pese a que tendrían que haber cerrado sus puertas en el año de 2014.

Las cárceles de Tenango del Valle y Tenancingo son las únicas en el estado que mantienen en zonas urbanas a reclusos a sentenciados por delitos de alto impacto como violación, homicidio, y delincuencia organizada, lo que mantiene un riesgo latente para la población civil que vive en torno a esas viejas comisarías que datan de hace 48 años y actualmente siguen funcionando en el mismo espacio de los inmuebles destinados a las presidencias municipales.

Los nuevos penales están listos (Foto: Especial).
Los nuevos penales están listos (Foto: Especial).

El riesgo se muestra en el hecho de que en Tenancingo, el 19 de abril de 2010 ocho internos que purgaban diversas condenas por diversos delitos como homicidio y delincuencia organizada, se fugaron del penal, cuya capacidad es de 120 internos, pero la sobrepoblación que tiene actualmente es superior a 250 personas.

Actualmente se encuentran terminados dos penales tanto en Tenango del Valle como en Tenancingo, pero inexplicablemente las cárceles distritales aún comparten los respectivos inmuebles de las dos presidencias municipales: el 29 de diciembre de 2014, a través del Fideicomiso el gobierno del estado de México adjudicó la construcción de una nueva cárcel para el municipio de Tenancingo, y otra para Tenango del Valle a la empresa GIA+A, propiedad de la familia Gerard, aparentada políticamente con el expresidente de la república Carlos Salinas de Gortari.

En ambos casos, el argumento fue que la empresa GIA+A, reunía experiencia, capacidad técnica y solvencia, pero al año siguiente en el mes de octubre de 2015, el gobernador del estado de México, Eruviel Avila Villegas, anunció que las nuevas cárceles quedarían listas y que el costo para la de Tenango del Valle fue de 606 millones de pesos, mientras que la de Tenancingo costó a a los mexiquenses 641 millones de pesos.

La cárcel de Tenancingo cuya dirección y correspondencia es recibida en Plaza Morelos 101, Código Postal 52400, Tenancingo, estado de México, es la misma dirección que tiene el presidente municipal, síndico y los regidores del ayuntamiento y ocupa un espacio superior al cincuenta por ciento del total del inmueble que originalmente fue diseñado como palacio municipal.

Los ciudadanos de ambos municipios tienen que convivir con familiares y abogados de los internos del penal, homicidas, violadores, vendedores de droga que se encuentran recluídos, debido a que el acceso es el mismo para ir a la cárcel o para ingresar a la presidencia municipal, con los riesgos y la incomodidad para los ciudadanos que diariamente acuden a las presidencias municipales para realizar diversos trámites y servicios.

En Tenancingo, ya se terminó de construir el nuevo penal, que se encuentra ubicado a un costado de El Salitre,  pero inexplicablemente la cárcel está vacía y solamente es utilizada como oficinas del Ministerio Público. En el caso de Tenango del Valle, la situación es casi la misma, y a pesar de que en ambos casos, la capacidad de los internos está rebasada, siguen operando como viejas penitenciarías municipales, con todos los riesgos que esto implica.

Del fideicomiso, superior a los mil 200 millones de pesos, los detalles técnicos y la explicación del por qué no han sido reubicados es una interrogante latente: tal parece que no hay fecha ni voluntad para enviar a los peligrosos internos a los “nuevos” penales mexiquenses (Con información de Mucio Gómez).

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