El sueño guajiro

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Se acabó el plazo para ser candidato independiente a una diputación federal.

Y tal parece que el sueño se ha esfumado para la mayoría de los aspirantes. De una decena que quisieron ser candidatos ciudadanos, apenas uno rebasó el umbral de firmas necesarias para ser considerado serio aspirante a la candidatura. El resto, se quedó lejos de la meta.

Algunos incluso deben haberse dado cuenta de que la aspiración fue un sueño guajiro. Y que el manoseado mito de que el ciudadano común y corriente quiere candidatos ciudadanos se topó con la apatía, el rechazo o la negativa a firmar. Por si alguien pensaba en que el apoyo de los mexicanos de a pie se iba a desbordar en favor de sus conciudadanos, pues ahí lo tiene.

Sólo uno de los aspirantes, el general Hildegardo Bacilio Gómez ha conseguido superar la cifra de firmas que se requiere para ser candidato ciudadano a diputado y aparecer en las boletas electorales correspondientes al distrito federal 22. Del resto, sólo se puede decir que en el mejor de los casos llegaron a la mitad de las firmas… en el peor de los escenarios, hubo quien solamente recogió 19 rúbricas —de 5 mil 871 que necesitaba—.

Y de los aspirantes a ser candidatos al Senado, baste decir que de las 229 mil firmas que necesitan, el más aventajado lleva mil 491. A un mes de que concluya el plazo, auguro que de los dos inscritos ninguno aparecerá en las boletas.

Sí, el sueño del candidato ciudadano es un anhelo irrealizable. Un suelo guajiro,

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