En una superficie de más de ocho millones de hectáreas, México posee alrededor de 142 humedales, es decir, 4.3 por ciento del territorio nacional; sin embargo, a pesar de la riqueza biológica que significan, por la gran diversidad de fauna y flora, muchos de ellos presentan daños graves que iniciaron desde épocas como la Colonia, sostuvo el académico de la Facultad de Planeación Urbana y Regional de la Universidad Autónoma del Estado de México, Wilfrido Contreras Domínguez.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Humedales, que desde 1977 se celebra el 2 de febrero, el especialista universitario habló sobre uno de los humedales más importantes del Estado de México, el conocido como Ciénega Lerma, que comprende tres cuerpos de agua, que a lo largo de los años han sufrido diversas afectaciones, como acciones para su desecación, caza inmoderada y descarga de aguas negras.
Al respecto, el profesor e investigador de la UAEM recordó que esta zona posee el nombramiento de Área Natural Protegida y a nivel internacional tiene la denominación de Sitio Ramsar, que se otorga derivado de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, firmada en la ciudad de Ramsar, Irán, el 18 de enero de 1971 y entró en vigor el 21 de diciembre de 1975.
Sin embargo, afirmó, su deterioro es cada vez más evidente, por lo que urge implementar diversas acciones que deriven de los gobiernos federal, estatal y municipales; por ejemplo, dijo, se requiere que se cumpla con los establecido, al ser considerada un Área natural Protegida.
De igual manera, desarrollar un plan de manejo con acciones y medidas que deben implementarse a la brevedad, contar con personal de vigilancia para evitar que los terrenos sean utilizados para la construcción de viviendas, cultivos o ganadería, pero sobre todo, opinó, es necesario generar y difundir información sobre estos cuerpos de agua, fundamentales por la riqueza biológica que contienen.
Además, consideró Wilfrido Contreras Domínguez, es necesario impartir talleres de educación ambiental dirigidos a los pobladores, pero también a los visitantes, cuyas visitas deben aprovecharse para potencializar el turismo ecológico en la región.
