La autopista

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Debería, pero no llevo la cuenta de los accidentes que han ocurrido en muy corto tiempo en la nueva autopista Lerma-La Marquesa, el segundo tramo de cuota de la carretera de cuota México-Toluca.

Decir con certeza si han sido cinco, seis o 10, está fuera de mis posibilidades. Lo que sí sé es que han ocurrido muchos accidentes graves en un plazo muy corto: ayer uno, y el viernes pasado, otro, hace un mes uno más; todos con graves daños humanos y materiales.

¿Es muy peligrosa la nueva autopista Lerma-La Marquesa? Tiene menos de un año de haber entrado en operación y se ha convertido en escenario rutinario de accidentes graves.

Sí, hay que decir que hay pendientes muy prolongadas en esa carretera, en dirección a Toluca, que es en el sentido en el que han ocurrido más accidentes. También hay que decir que los autobuses y vehículos de carga —especialmente estos últimos— circulan a velocidades por arriba de las permitidas, con choferes demasiado confiados o con su punto temerario.

Pero también que no hay quien los meta en cintura.

Tampoco en la carretera México-Toluca, donde igual que en la vía de cobro circulan a la velocidad que se les pega la gana y en el carril que les plazca.

Claro, los vehículos particulares de todas las dimensiones transitan a velocidades altísimas.

El riesgo de accidente es semejante, pero con la salvedad de que los vehículos pesados causan más daños, como ya lo hemos podido atestiguar.

Así que el comentario va en dos vías: a los chafiretes de cualquier tipo a bajar la velocidad o a dejar se sentirme Enzo Ferrari, Ricardo Rodríguez, Nikki Lauda, Emmerson Fittipaldi, Ayrton Senna, Michael Schumacher, Fernando Alonso o Lewis Hamilton. Y a quien tiene que controlar la velocidad y el tránsito, que es la Policía Federal, a hacer su chamba.

¿O habrá que esperar hasta que se repita la tragedia de los estudiantes de la UNAM, de abril de 2012? Es pregunta.

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