Es suficiente con ver las características de los ataúdes de quienes fallecieron en Oaxaca, como resultado de la caída de un helicóptero oficial, para darse cuenta de la desgracia de los pobladores de Santiago Jamiltepec de mayoría indígenas.
No murieron durante el sismo del viernes pero sí horas después, en el campamento en que se resguardaban de las réplicas del temblor. Ese hecho motivó a usuarios de redes sociales a hacer comentarios como: “cuando te toca ni aunque te quites” y que los tripulantes de la aeronave sobrevivieron debido a que fueron amortiguados por los hoy difuntos al igual que de los vehículos que los rodeaban.
Accidente y destino para los que seguimos vivos pero a los familiares de los difuntos la situación es de pérdida y dolor que se añaden a sus difíciles condiciones de vidas.
¿De qué manera el gobierno federal indemnizará a los deudos?, ¿A partir de cuándo? Porque al menos en la compra de los ataúdes queda claro que no se ofreció a pagarlos.
