Siguen registrándose casos de rapiña de la ayuda a damnificados por los terremotos de este mes como ocurrió ayer con un trailer con víveres que se dirigía a Puebla. Estos hechos generan coraje y frustración entre los donantes y los necesitados porque su esfuerzo por ayudar y recibir, respectivamente, no se concreta.
Sin embargo, extraña por un lado que no se tomen medidas preventivas de parte de las corporaciones policiacas federales y de los estados afectados como el acompañamiento de estas unidades desde la salida hasta la llegada.
Por otra parte, no es descartable que se pase información a terceros sobre horarios y rutas de los remolques con ayuda en especie, así que esto también debiera quedar bajo control de las autoridades o responsables de los traslados e inclusive de los concesionarios de las carreteras.
La ayuda a los damnificados no debe hacerse esperar como tampoco tiene que quedar duda de que quienes donan o no lo han hecho pueden llevarlo a cabo. La entrega de donaciones es desinteresada y por compasión y de ahí su mayor cuidado y respeto.
