¿Te has preguntado en qué momento los mexicanos decimos más groserías?, seguramente cuando nos enojamos, cuando algo nos duele o mientras manejamos.
En el último caso, lo que hacen o dejan de hacer los demás conductores nos pone de malas, especialmente en medio del tráfico, con la distancia y el tiempo encima. Esto motiva muchas veces las palabrotas y maldiciones.
Sin embargo, con todo y que se nos ha dicho durante generaciones que las groserías son muestra de mala o baja educación y nos hacen ver mal ante los demás, hoy en día existen diversos estudios de disponibles en internet que se enfocan a demostrar que decir groserías tiene sus beneficios.
Por ejemplo, que ayuda a liberar el estrés, a ser más honestos y directos con nosotros mismos y el resto. En consecuencia, a hablar con mayor libertad y por tanto, sentirnos felices.
Sin embargo, esto no quiere decir que andemos por la vida diciendo groserías y maldiciendo pues la felicidad es, en esencia, interior.
