Primero fueron las acusaciones por irregularidades y negligencia en la construcción del Paso Exprés en Guerrero, luego los gastos excesivos en la asignación y financiamiento de diversos tramos carreteros en el país y ahora, la serie de departamentos con que cuenta el secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza.
En ningún caso el gobierno federal ha fijado una postura deseable como una investigación al desempeño de este funcionario, la suspensión temporal de sus funciones o mínimo una llamada de atención.
Lo que sí hay en contraste, son expresiones lamentables de resignación a través de internet, a que nos encontraríamos ante un nuevo caso de impunidad de parte de los grupos de poder y de la presidencia de la república.
Pareciera que en el gobierno federal, no acaban de darse cuenta que la ciudadanía ya está harta de la impunidad de los políticos que incurren en conflictos de interés y corrupción, que no se les pide cuentas de sus responsabilidades y de ser así, tampoco se les comprueba u obliga a resarcir el daño.
Ya van tres señalamientos distintos en contra del secretario de Comunicaciones y quien directamente puede actuar al respecto es la propia autoridad. Si no se hace nada, nos espera el hundimiento pues «Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo», así lo dijo Sófocles
