Ahora que se puso de moda en las redes sociales el tema de la obesidad con declaraciones de la escritora Elena Poniatowska de “panzonas inmensas” y una funcionaria de Durango con “los gordos no son felices”, revisemos lo que se espera de acciones oficiales para combatir el sobrepeso y lo que le sigue.
Con base en la publicación de la empresa Probatio, analista de políticas públicas, el próximo año el gobierno de la república destinará 17 millones de pesos para la promoción, detección, tratamiento, control y combate al sobrepeso y enfermedades crónico degenerativas.
Ya tan solo con estas cinco vertientes de trabajo podríamos pensar que a cada una le corresponderían tres millones 400 mil pesos de recursos públicos, lo que es a todas luces insuficiente si consideramos que la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana a través de un grupo de sus investigadores ha estimado en más de 120 mil millones de pesos el costo de la obesidad anual en el país. Una diferencia 700 por ciento menor a lo presupuestado.
Si bien el dinero público no alcanzará, se sigue permitiendo la publicidad y venta de productos con alto contenido en azúcar como cereales, refrescos, bebidas energetizantes, galletas y chucherías. Simultáneamente, nosotros como ciudadanos no hemos querido informarnos de cuenta propia y atender a riesgos y daños del sobrepeso y obesidad como principal problema de salud pública en México. Lo dejamos a declaraciones de “panzonas” o “gorditos no felices” y al poco apoyo del gobierno al bienestar de la gente.
