Vivimos una fiebre de anuncios espectaculares. Acentuada ahora, porque desde hace algún tiempo la egolatría de nuestros políticos los ha llevado a verse retratados por calles y avenidas de todo el estado de México, cuando su “mercado” es el estado de México. O fuera del estado, si se trata de promoverse entre un “público” de carácter nacional.
No importa el partido ni el origen. Llevamos meses viéndole la cara a un político de izquierda cuya bandera ha sido mostrar su postura en contra del aumento a la gasolina. Y él, a su vez, nos ha visto la cara, porque se promueve con recursos públicos y porque la gasolina es mucho más cara desde que comenzó a retratarse como redentor del incremento a las gasolinas.
Pero dado que la legislación electoral es cada vez más rigurosa para evitar la promoción personal, ahora algunos sesudos asesores han recomendado a sus asesorados que se anuncien en publicaciones o folletos disfrazados de revistas y que las “portadas” de estas a su vez se difundan por todo el estado de México en las mencionadas carteleras.
Esos políticos ven al ciudadanos como un consumidor más. Así que le quieren vender un rostro y un nombre. En buen español eso se llama mercadotecnia y es respetable. Pero ya deberíamos haber aprendido que un rostro no es suficiente para un buen ejercicio de gobierno. Espero que ya hayamos aprendido que un ejercicio de posicionamiento no es directamente proporcional a un ejercicio de gobierno, para el que se necesitan conocer ideas y proyectos.
Sin olvidar que se trata de un engaño para el ciudadano y también para las autoridades electorales. Porque hay una promoción personal que pretende que “compremos” o “simpaticemos” con un producto…
