Que cada vez hay más mujeres que trabajan, no es nuevo. Que trabajan más horas que los hombres no es nuevo. Que les pagan menos que a los hombres aunque hagan lo mismo no es nuevo.
Lo que sí es nuevo es que se continúe sin legislar y por tanto, de exigir para que exista un salario acorde con el trabajo que se realiza, como debiera ocurrir con la generalidad de la Población Económicamente Activa que recibe poco por las actividades industriales, comerciales, de turismo y servicio que lleva a cabo y el tiempo que les invierte.
Pero, ¿para qué un cambio?, el bajo salario a los empleados es una forma de enriquecimiento de las empresas porque pagan mano de obra barata y se quedan con mayores ganancias. También es una manera de oprimir a los demás.
En tanto, pagarle menos a las mujeres que a los hombre es un asunto cultural pues sigue vigente la creencia de que la mujer es, por naturaleza, inferior al hombre. Es discriminación de género.
Todos merecemos un sueldo digno. Acorde a lo que hacemos y sin importar si se es hombre o mujer. Es la lógica. Y en la lógica no hay prejuicios ni discriminación.
