Como resultado del avance de la tecnología en la producción de carne de cerdo, el sector porcícola en México presentó importantes cambios en su estructura productiva, lo cual significó la consolidación de su oferta, que se basó en su alto nivel nutritivo y estándares de calidad, señalaron los especialistas del Centro Universitario Temascaltepec de la Universidad Autónoma del Estado de México, Samuel Rebollar Rebollar y Germán Gómez Tenorio.
Los especialistas universitarios refirieron que de acuerdo con un estudio, entre 2002 y 2009 se redujo 31 por ciento el contenido de grasa, 14 el de calorías y 10 por ciento el de colesterol, lo que tuvo como resultado que 70 por ciento de los lípidos de la carne de cerdo sean deseables, es decir, son ácidos grasos no saturados y la proteína es rica en ácido linoleico, lo cual neutraliza los efectos negativos de las grasas saturadas o indeseables.
Abundaron que entre 2000 y 2009 la estructura de la actividad porcícola cambió en varios países. En México, las granjas pequeñas y diversificadas que utilizaban subproductos agrícolas para alimentación del ganado porcino se concentraron en unidades especializadas en producción de alto rendimiento.
En estas empresas, aseguraron, se generaron nuevas competencias para cría, desarrollo y engorda, con la finalidad de cumplir con los estándares de calidad y pericia logística requeridos para exportar a Japón, por ejemplo.
Lo anterior llevó a que de 2005 a 2012, el consumo per cápita mostrara un crecimiento de 10 por ciento para carne de pollo, 2 por ciento en cerdo y una disminución de 11 por ciento para la de res. Así, en 2012 el consumo per cápita de carne de pollo, cerdo y res fue de 29.6, 16.4 y 15.0 kilogramos, respectivamente, concluyeron Samuel Rebollar Rebollar y Germán Gómez Tenorio.
