Leo en el feisbuc que algunos fulan@s de tal se alegran a rebato porque peligra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Y festejan que el dólar aumente su precio y el peso se devalúe.
Ya los veo en las casas de cambio apostando sus ahorros a una devaluación. No como aquellos sacadólares de los años ochentas, porque se trata de mexicanos de a pie, no de los propietarios de las grandes fortunas de esta nación llamada México. Deben de creer que en una devaluación sus dólares se multiplicarán como los panes y los peces. Incluso, llaman tácitamente a apostar contra México, cuando manifiestan su creencia (que es eso, no decisión informada) de que el dólar alcanzará los 25 pesos por unidad. Pero no siquiera puede decirse que son malos mexicanos. Simplemente ignoran la verdadera capacidad de las invisibles fuerzas del mercado. Porque una devaluación así lo primero que haría es acabar con su capacidad de compra de bienes de primera necesidad, esfumando sus ganancias de ensueño.
El mercado de cambios no es para comprar y vender 5 o 10 mil pesos en dólares. No es para el pequeño ahorrador, que arrastrado por una ilusión puede perder más que ganar. Los verdaderos asesores de inversiones (no los trasnochados) no van por ahí promoviendo la compra de dólares: saben lo volátil que es ese mercado y la importancia de tener una canasta de instrumentos de inversión, en la que el dólar casi nunca aparece.
