Entre las cosas a favor que hemos obtenido los ciudadanos de las campañas electorales, es ver a otros mexicanos increpar a candidatos y un expresidente ya sea para extenderles felicitación, petición o reprobación durante vuelos comerciales de avión.
A la par, algunos de los aspirantes han optado por viajar en la clase turista que implica compartir asiento con desconocidos, en espacios pequeños y recibir botana chatarra, además de la posibilidad de un codazo del carrito del bar si se les ocurre extender los brazos.
Ojalá así continuara el próximo presidente; dejándose ver entre la gente y promoviendo el ahorro del dinero público pero claro está que muy difícilmente veremos al próximo presidente viajar solo y perdiendo horas de trabajo en los traslados y tiempos de espera de los aeropuertos.
Les es más práctico gastar alrededor de 26 mil pesos por hora de vuelo según el informe del Estado Mayor Presidencial a la Cámara de Diputados.