Estudiantes de Ingeniería Industrial del Centro Universitario Valle de México de la Universidad Autónoma del Estado de México desarrollan el proyecto “Comedor comunitario infantil sustentable en Peña Blanca, Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca”.
Al respecto, los alumnos César Julián Rosario y Pedro Francisco Ponce Rodas indicaron que ante la solicitud para apoyar a comunidades de la Sierra Mazateca, afectada por la falta de agua potable, se desarrolló este proyecto.
“Surgió la idea de estructurar un programa integral, que incluye la elaboración de ladrillos ecológicos a partir de la reutilización de botellas de PET, un sistema de captación de agua pluvial, así como un sistema de generación de energía mediante celdas solares”.
Los prototipos de estas iniciativas, sostuvieron, se desarrollaron en las instalaciones del Centro Universitario UAEM Valle de México, con la ayuda de académicos universitarios, con quienes se realizaron las pruebas para saber de resistencia y durabilidad de los ladrillos.
Precisaron que el material para la elaboración de los ladrillos se recolecta en Acatlán, por medio de campañas en las escuelas y en la propia comunidad; en tanto, para recaudar lo necesario para comprar material de construcción, como cemento, varilla y alambrón, se realizan diversas actividades, entre ellas, la comercialización del café orgánico que se produce en la comunidad.
La primera etapa del proyecto, refirieron, comprende la construcción del comedor y, posteriormente, implantar el sistema de captación de agua para el comedor y luego, instalar las celdas solares.
Explicaron que el sistema para la captación de agua contempla tubería elaborada con PET, además de filtros mecánicos de arena y grava, que van a permitir retirar los residuos sólidos, como basura y hojas; en tanto, mediante la ozonificación se potabilizará el agua.
César Julián Rosario y Pedro Francisco Ponce Rodas afirmaron que sin duda, participar en el desarrollo de proyectos de beneficio social, significa múltiples ventajas para ellos, pues tienen la posibilidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos en el aula; sin embargo, es aún más satisfactorio el beneficio que tiene para los indígenas mazatecos y sobre todo, para los niños.