Este jueves, el papa Francisco ante más de seis mil niños cantores de coros religiosos de diversos países, confesó que de pequeño quería ser carnicero.
Cuando era pequeño, al ser cuestionado qué quería ser de grande, contestó que quería ser carnicero, como los que veía en el mercado. Después de un tiempo esa idea se le olvido.
Los pequeños que estuvieron presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano también le cuestionaron si de vez en cuando se llega a enojar.
«Sí, me enojo pero no muerdo, y recuerdo cuando yo hago enojar. Enojarse hace mal a uno mismo, envenena. Hay gente que tiene el alma amarga, que todas las mañanas se lava los dientes con vinagre», respondió.
La tarde de este jueves 31 de diciembre el papa Francisco despedirá el año con el rezo de las vísperas y el canto del himno de gozo “Te deum”, en la Basílica de San Pedro. Este primero de enero celebrará una misa dedicada a la Virgen María.
