México es el país de América Latina con mayor población canina en las calles y el segundo a nivel mundial; además, ocupa el tercer lugar en maltrato animal, lo cual abarca desde negligencia en sus cuidados básicos y provocación de dolor innecesario, hasta indiferencia por el sufrimiento, siendo los perros las principales víctimas.
Así lo señalaron las especialistas de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la Facultad de Planeación Urbana y Regional, María Fernanda Gallegos García, y del Instituto de Estudios sobre la Universidad de la Universidad Autónoma del estado de México, Emma González Carmona, al hablar sobre “Los perros en la calle, una expresión de indiferencia social en las urbes”.
Las universitarias destacaron el grave problema que representa el gran número de animales “sin dueño” o perros de dueños irresponsables en las calles. Sostuvieron que al ser México el país con la mayor población de perros, de los cuales ni la mitad tiene hogar o refugio, implica problemas significativos para la salud humana, tales como la trasmisión de enfermedades zoonóticas y psicológicas, como es el caso de la presencia de animales maltratados y abandonados en la calle, que envían mensajes de violencia, crueldad y falta de solidaridad.
Las especialistas universitarias aseveraron que estudios internacionales, como el del Federal Bureau of Investigation (FBI), demuestran el vínculo existente entre el maltrato a los animales y la delincuencia o psicopatía, por lo que velar por el respeto y bienestar de los animales es además una forma de prevenir la violencia social y formar mejores ciudadanos.
Manifestaron que la indiferencia y el trato que se tiene hacia los animales por parte del estado y la sociedad civil, desde el punto de vista de la ética ambiental, refleja violencia sobre éstos, son acciones que marcan el tipo de sociedad en la que vivimos.
María Fernanda Gallegos García y Emma González Carmona reconocieron que la esterilización masiva es la forma más coherente de control canino, la cual debe acompañarse de programas de educación que fomenten la tenencia responsable y ponderen el bienestar animal.
Estas propuestas, consideraron, deben acompañarse de una normatividad ética y coherente en los tres ámbitos de gobierno; asimismo, se precisa una participación del gobierno a través del INEGI, con la finalidad de realizar un censo de la población canina.