Comenzamos el año 2025 y se vislumbra como prometedor en materia tecnológica. De acuerdo con las proyecciones, seguirá la automatización de tareas en el trabajo y el uso de asistentes personales que realizarán actividades como organizar y comprar. Pero en materia de salud tendremos avances muy importantes. Se podrá para empezar, desde la inteligencia artificial, establecer hábitos saludables y educar sobre prevención de enfermedades, personalizando recomendaciones nutricionales según el perfil genético. Acto seguido, los algoritmos analizarán datos médicos para ofrecer diagnósticos y tratamientos más precisos en cada paciente; por mencionar, a los que tienen problemas de salud mental se ajustarán intervenciones terapéuticas basadas en información individual optimizando la eficacia de la terapia. En los casos de cáncer lo que se avecina es que será posible detectar mutaciones clave asociadas con la respuesta a tratamientos, ofreciendo alternativas rápidas y económicas de atención.
Los retos son formar a los profesionales de la salud en el uso de las nuevas herramientas tecnológicas para su correcta implementación y aprovechamiento y asegurar que las innovaciones beneficien a todos los niveles socioeconómicos para evitar desigualdades en el acceso a servicios médicos. La integración de tecnologías disruptivas permitirá la salud y un enfoque preventivo en lugar de curativo.