En China un grupo de investigadores logró crear una piel artificial inteligente, mucho más barata que los intentos producidos hasta ahora con la novedad de que es capaz de almacenar energía mecánica a fin de obtener corriente a partir del movimiento.
Esta piel se compone de ultrafinas películas de plástico en las cuales se incrustan electrodos conectados a nanocables de plata, cuya cantidad aumenta o disminuye la sensibilidad. Una versión de prueba de cuatro electrodos produjo una resolución táctil de 1.9 milímetros.
En cuanto a la capacidad energética, la energía mecánica se acumula en base al efecto triboeléctrico, lo que permite prescindir de una fuente de energía externa, haciendo innecesario el uso de cables o baterías.
Y los robots no serían los únicos beneficiados, ya que el material podría incorporarse a las prótesis que utilizan las personas con lesiones en sus extremidades para devolverles el sentido del tacto.
