En crecimiento los problemas renales por sedentarismo y otras enfermedades

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La enfermedad renal crónica es un problema de salud pública a nivel mundial que crece en forma sistemática por el incremento de la esperanza de vida, la urbanización, el sedentarismo y por enfermedades no trasmisibles, como la diabetes y la hipertensión.

La enfermedad se puede detectar a través de una prueba de sangre u orina (Foto: Clikisalud).

Por ello, especialistas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), recomendaron a la población realizarse una de las dos pruebas sencillas para detectar la enfermedad de manera oportuna-orina o sangre-, aunque no presenten síntomas.

Asimismo, pidieron no recurrir a medicina alternativa o el tratamiento de células madre, debido a que no sirven para la cura de este padecimiento y solo retrasan la atención de quienes padecen fallas renales, con las consecuentes complicaciones.

En conferencia de prensa, encabezada por el jefe del Departamento de Nefrología y Metabolismo Mineral, doctor Ricardo Correa Rotter, acompañado por un grupo de especialistas y pacientes, dio a conocer la importancia de la prevención primaria para evitar que la enfermedad escale y se tenga que recurrir a tratamientos como la diálisis o el trasplante.

Se estimó que actualmente entre 80 mil y 100 mil pacientes se encuentran en diálisis y se realizan alrededor de tres mil trasplantes cada año.

Correa Rotter precisó que en el periodo 1993 a 1994, había alrededor de 140 pacientes por cada millón de personas en tratamiento. Hoy, son cerca de 800 por cada millón de habitantes, debido al aumento de las enfermedades crónicas.

Dejó en claro que la falla renal en sus diversos grados está asociada a una gran diversidad de enfermedades, como la nefritis que son los procesos de inflamación del riñón; por diabetes, que es la más común de todas, y por hipertensión, entre otras. Puede presentarse en las primeras etapas de la vida, hasta la edad adulta.

En su oportunidad, el doctor José Antonio Niño Cruz describió las afectaciones a la salud que se presentan en cada una de las cinco etapas que comprenden esta enfermedad y las opciones de tratamiento. Indicó que en etapas 1 y 2 se tiene mayor éxito en la implementación de las medidas que previenen la evolución del padecimiento.

En la etapa 3, dijo, se tiene la oportunidad de detener su evolución dependiendo de la enfermedad que lo causó. Sin embargo, en etapa 4 se deben prevenir las afectaciones en otros órganos, y en la 5, generalmente se busca alguna opción de tratamiento sustitutivo de la función renal como la diálisis y el trasplante.

Puntualizó que solo se presentan síntomas de la enfermedad cuando está muy avanzada. Explicó que con dos sencillos métodos se puede detectar problemas renales, cuando la enfermedad aún es asintomática: a través de la sangre y la orina.

En México, no tenemos la cultura de la prevención y la mayoría de los pacientes son atendidos cuando están en las etapas avanzadas y requieren tratamientos de diálisis peritoneal, hemodiálisis y trasplante.

A su vez, la nefróloga Olynka Vega sostuvo que los hábitos alimenticios sanos desde la infancia son fundamentales en la prevención primaria de enfermedades como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, causantes principales de las fallas renales.

Señaló que los estadios tempranos pueden ser reversibles y controlables, sin embargo, cuando el padecimiento avanza se busca detener su evolución.

En los casos donde existe complicación de la enfermedad es esencial que los pacientes se apeguen al tratamiento médico, que incluye dieta alimenticia, activación física, fármacos y el control de la enfermedad que causó la falla renal, como la diabetes

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