Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la república, rechazó reunirse con estudiantes de la universidades Iberoamericana, Nacional Autónoma de México y Politécnico Nacional, argumentando agenda llena.
Y aquí hay dos asuntos a tratar: ¿quién se cree la cree? y ¿qué hay de su congruencia entre los dichos y hechos hacia los estudiantes?
En el primero de los casos, falta un mes para las elecciones y por supuesto que puede hacer cambios en sus presentaciones, recorridos y giras. Más bien, deja entrever que prefiere los eventos masivos, con seguidores, simpatizantes y aliados que a grupos específicos y espacios reducidos donde además se le pueden hacer preguntas directas, cuestionamientos y repreguntarle.
En el segundo de los casos, López Obrador ha dicho que le importa la educación, “que todos los jóvenes van a tener garantizado el derecho al estudio y el derecho al trabajo”; les ha ofrecido becas. Pero no poder acudir con ellos a sus lugares o casas, como en este caso son las universidades.
Querer es poder como la congruencia es cumplir. No se habla por hablar.