La Ciudad de México cuenta con una población de más de 21 millones de habitantes, lo cual ocasiona que los bosques que la rodean enfrenten una presión antrópica muy fuerte, como consecuencia de la contaminación del aire, la sobreexplotación de mantos acuíferos y los cambios de uso de suelo, entre otros factores.
Así lo aseguraron los especialistas del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR), Víctor Ávila Akerberg, y del Centro de Investigación en Biología Aplicada de la Universidad Autónoma del Estado de México, Tanya González Martínez, quienes expusieron su experiencia, al ofrecer talleres y pláticas a menores, con el objetivo de concientizarlos sobre la importancia de conservar los ecosistemas de su región y el país en general.
Para reducir este problema al que se enfrenta la capital del país, los investigadores proponen el fomento de la educación ambiental como una herramienta de conservación.
Aseguraron que a través de talleres de educación ambiental en dos municipios rurales próximos a la Ciudad de México, se inició con esta labor en 2013, logrando reunir a casi 900 niños; sin embargo, en 2015 se logró acceder a más de dos mil 700 niños y jóvenes de escuelas de nivel básico y medio con entre 9 y 18 años de edad.
A través de diversas actividades se logró transferir investigación académica y conocer la percepción de los infantes sobre la biodiversidad y la problemática ambiental local; se les invitó a concursos de carteles en los que mostraron la importancia biológica y ambiental de los bosques en su comunidad.
Los universitarios sostuvieron que los niños reconocen muchos elementos de la biodiversidad y mencionaron que lo que más les gusta de su comunidad es la naturaleza. “Manifestaron que el cuidado del monte se logra no talando y colaborando todos los sectores de la sociedad”.
