¿Quién revisa el estado físico en que se encuentran los productos comestibles en las tiendas departamentales y de autoservicio?, esperemos que la Profeco. Al menos en la Ley General de Protección al Consumidor el principio básico en la relación de consumo es preservar la vida, la salud y la seguridad contra los riesgos provocados por producto.
Porque, ¿qué pasaría si compramos y consumimos algo en mal estado?, inmediatamente contraeríamos una infección estomacal.
En la vida cotidiana solo las empresas se encargan de colocar fechas de caducidad en los artículos en venta, lo mismo que hacen con los precios. Sin embargo, los consumidores podemos recurrir a nuestra experiencia y sentido común.
La aparición de moho y esporas en la superficie de los alimentos es una de las señales más evidentes de descomposición y otra el mal olor.
Por otro lado, hay que tener en claro que la fecha de caducidad indica cuándo el producto ya no es seguro para comer mientras que la fecha de consumo preferente refiere cuándo el producto baja su calidad.
En relación al consumo de alimentos, más vale ser desconfiado que amanecer engañado.
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