La contaminación en el valle de Toluca alcanza los niveles de polución de la Zona Metropolitana del Valle de México y han llegado a rebasarla. Pero mientras en la Ciudad de México y los municipios conurbados de los estados de México e Hidalgo la Comisión Ambiental de la Megalópolis decreta precontigencias y contigencias ambientales, en el caso del valle de Toluca el aire envenena a sus dos millones de habitantes sin que haya medidas de combate a la contaminación.
El pasado fin de semana la Comisión Ambiental de la Megalópolis decretó una fase de pre contingencia ambiental, debido a que los indicadores de contaminación alcanzaron 155 unidades. Este lunes, la contaminación superó las 120 unidades del Indice Metropolitano de la Calidad del Aire y la fase de pre contigencia —que incluye aplicar medidas como el Hoy no circula a vehículos con calcomanía de verificación 2, se emiten alertas para reducir el tiempo de permanencia al aire libre o evitar cualquier tipo de ejercicio y recreación al aire libre— y fue suspendida.
Pero en el valle de Toluca, el gobierno del estado de México no ha emitido ninguna medida semejante, pese a que durante el mes de enero sólo un día el aire fue medianamente respirable.
Según las estadísticas de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico del Valle de Toluca (RAMA), el 1 y 2 de enero se registraron 244 y 223 puntos de contaminación por partículas menores a 2.5 micras (PM 2.5). Además, los días 17, 24, 29 y 30 de enero los índices de contaminación fueron de 169, 157, 163 y 179 puntos de contaminación, respectivamente, por contaminación de las PM 2.5.
Según la RAMA, que depende de la Secretaría del Medio Ambiente, esos indicadores correspondieron a “mala” y “muy mala” calidad del aire, lo que significa que la contaminación puede ser “causante de efectos adversos a la salud en la población, en particular los niños y los adultos mayores con enfermedades respiratorias como el asma o del corazón”.
De los 31 días de enero, el único día que los niveles de contaminación fueron menores a 100 puntos, fue el 14 de enero, cuando el registro de PM 2.5 fue de 72 unidades. Aún así, la medición indicó “regular” calidad del aire.
Pero no sólo en enero se registró mala calidad del aire: en lo que va de febrero las tendencias sigue siendo negativas: el dato más reciente de la RAMA indica que el valle de Toluca estuvo bajo 142 puntos de contaminación el viernes 19 de febrero, apenas 13 puntos por debajo de la Ciudad de México. El lunes 22 el nivel de contaminación alcanzó 121 puntos en la zona de San Mateo y Metepec, lo mismo que en la parte norte de Toluca. Pero mientras se envenena la población del valle de Toluca, no se decreta ninguna alerta ambiental.
El deterioro ambiental de la capital del estado de México no es nuevo. Desde el año de 1997 se advirtió el problema, pero la solución ha fracasado: el programa Aire Limpio para el Valle de Toluca acumula casi 19 años de existencia, pero no sólo no se ha contenido ni detenido la contaminación, sino que se ha hecho notorio la ausencia de medidas gubernamentales. Esporádicamente medidas como las patrullas ambientales o inversiones en los equipos de monitoreo, pero resultados escasos o inexistentes. Ni siquiera medidas de mitigación por parte del gobierno del estado.
Las PM 2.5
Un estudio del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) establece que las partículas PM 2.5 tienen un daño mayor en la salud humana que otros contaminantes, debido a que su composición “puede ser más tóxica y se caracteriza principalmente por la presencia de sulfatos, nitratos, ácidos, metales y carbono negro”.
Del carbono negro, el INECC señala que se produce de la quema incompleta de combustibles y su presencia en las PM 2.5 incrementa considerablemente su toxicidad, además de que por su tamaño, este tipo de contaminante al ser respirado pueden llegar a los conductos más bajos de los pulmones y provocar daños importantes en la salud. El documento titulado “Importancia de las partículas PM 2.5” del INECC indica que permanecen “durante periodos más largos suspendidas en la atmósfera, viajando distancias más largas y penetrando en los interiores de las casas, oficinas, etcétera, y por lo tanto la población está expuesta durante periodos más prolongados a esta fracción de partícula” contaminante.