La violencia comunitaria derivada de actos de hostigamiento o acoso sexual es determinante para que una víctima denuncie estas prácticas, que desde 2011 se castigan con prisión en la entidad, afirmó la titular de la Coordinación Institucional de Equidad de Género de la Universidad Autónoma del Estado de México, Rocío Álvarez Miranda.
Explicó que la violencia comunitaria implica descalificar a la víctima o alentarla, incluso, a que ceda ante la insistencia de su victimario, lo cual normaliza este tipo de delitos e inhibe su denuncia. “Como parte de la sociedad solemos legitimar la violencia y culpar a las víctimas”
Álvarez Miranda precisó que el hostigamiento y el acoso sexual se gestan a partir de la reproducción de prácticas sustentadas en construcciones socioculturales de género que promueven la omisión, invisibilización y normalización de dichos actos.
“Aparentemente, pensamos que son actos leves de violencia sexual y que podemos lidiar con ellos, pero poco a poco escalan y puede llegar a una violación o a la muerte”.
La universitaria subrayó que el tratamiento del acoso y el hostigamiento sexual deben ser una materia reactiva, ya que no deben existir en ninguna institución o sitio, y preventiva, porque si no se busca inhibirlos pueden generar delitos de mayor gravedad.
En este contexto, Rocío Álvarez Miranda. indicó que la UAEM cuenta con el Protocolo para Prevenir, Atender y Sancionar Casos de Acoso y Hostigamiento Sexual, como una medida para prevenir delitos sexuales graves.