Se nos pasó muy rápido el puente del Día de Muertos en la república mexicana pero ojalá que no se pase la situación en que trabajan la mayor parte de las funerarias. Se lo dijimos en este noticiario y se lo repetimos: existen irregularidades en la prestación del servicio y por tanto, en la elaboración de las actas de defunción, el desplazamiento de los cuerpos, el acondicionamiento de cadáveres, la organización del velatorio, funeral y entierro y pues lo que esto conlleva suministro de ataúd, flores, recordatorios y lápidas.
Usted puede dar vuelo a su imaginación con las historias que pudieran estar teniendo lugar alrededor de la informalidad en la que operan las funerarias y que los abusos parten del estado de tristeza, distracción y melancolía de los dolientes pero se trata de un servicio por el que se paga y lo mínimo esperable es que se cumplan las condiciones establecidas mediante un contrato.
Y es precisamente la ausencia de contrato o quebrantamiento del mismo por lo que la Profeco ha realizado clausuras de establecimientos. En 2017 clausuró 190 funerarias por diversas irregularidades y este año se registró una protesta en Toluca pero no hemos vuelto a ver desde entonces otras acciones de supervisión de este tipo que beneficien a los clientes.
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