Cuando hablamos del acervo histórico y natural de una entidad, como parte de su oferta turística, pocos estados del país pueden preciarse de contar, en su territorio, con dos o más sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés).
El Estado de México resguarda con orgullo cuatro sitios que cuentan con esta relevante distinción por parte de la UNESCO.
Tres de ellos de carácter cultural: la ciudad prehispánica de Teotihuacán (1987), el Camino Real de Tierra Adentro (2010), el sistema hidráulico del Acueducto del Padre Tembleque (2015), y uno más que es considerado patrimonio natural de la humanidad: la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca (2008).
Así que en estas vacaciones de invierno el Edoméx abre sus puertas e invita a realizar un recorrido por su territorio y, desde luego, conocer una de las más famosas a nivel nacional e internacional, que es la Ciudad Prehispánica de Teotihuacán, inscrita en 1987 en esta lista por su relevancia histórica de la época precolombina.
La majestuosidad de las pirámides de la Luna y del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, así como el perfecto trazo de la Calzada de los Muertos y de todo el conjunto arquitectónico, aunado a lo que esta civilización significó para el mundo antiguo en toda Mesoamérica, fueron motivos más que suficientes para conseguir dicho privilegio, el cual ha influido para consolidar su fama alrededor del mundo.
Teotihuacán es, por mucho, la zona arqueológica más visitada de México y se ubica entre las más concurridas del mundo, ya que el misticismo y la grandiosidad de estas construcciones causan asombro y emoción a los millones de viajeros que las visitan cada año.
En esta zona arqueológica también pueden degustar la oferta gastronómica y esperar a que dé inicio el espectáculo de luz y sonido “Experiencia Nocturna en Teotihuacán”, que pretende hacer vivir a los asistentes la experiencia de caminar en la Ciudad de los Dioses de noche, mientras conocen la historia de esta antigua civilización famosa en todo el mundo.
Los asistentes apreciarán las principales plazas y basamentos iluminados con potentes luces de la más alta tecnología y presenciarán un impresionante video mapping en la gran pirámide del Sol.
Otro lugar que en el año 2008 la UNESCO inscribió en la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad, es la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, en la cual el Estado de México tiene los santuarios de La Mesa, en el municipio de Donato Guerra, El Capulín-Macheros, en San José del Rincón, y la colonia de Piedra Herrada, en los límites de Temascaltepec y Valle de Bravo.
Tras recorrer más de 4 mil 500 kilómetros de distancia, desde el sur de Canadá y el norte de los Estados Unidos, millones de mariposas monarca llegan a los bosques del Estado de México y Michoacán a hibernar y reproducirse entre los meses de noviembre a marzo, tiempo durante el cual los turistas y paseantes pueden disfrutar de un espectáculo único en el mundo.
El Estado de México guarda más sorpresas para sus visitantes, ya que varios puntos del norte de la entidad, como los Pueblos Mágicos de Tepotzotlán y Aculco, así como Jilotepec, Polotitlán y Soyaniquilpan, forman parte del Camino Real de Tierra Adentro o Ruta de la Plata, que, desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, fungió como la ruta comercial entre la Ciudad de México y Santa Fe, Nuevo México.
Este camino, que cruza por 11 entidades de México y dos estados de la Unión Americana, también cuenta con la distinción de Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el año 2010, y los municipios mexiquenses por los que cruza, guardan celosamente trascendentes vestigios de esta ruta de la época de La Colonia y El Virreinato.
Finalmente, el municipio de Nopaltepec, en el Valle de Teotihuacán, resguarda con orgullo la arquería mayor del Complejo Hidráulico Acueducto del Padre Tembleque, construcción del siglo XVI, que en 2015 fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Cuando hablamos del acervo histórico y natural de una entidad, como parte de su oferta turística, pocos estados del país pueden preciarse de contar, en su territorio, con dos o más sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés).
El Estado de México resguarda con orgullo cuatro sitios que cuentan con esta relevante distinción por parte de la UNESCO.
Tres de ellos de carácter cultural: la ciudad prehispánica de Teotihuacán (1987), el Camino Real de Tierra Adentro (2010), el sistema hidráulico del Acueducto del Padre Tembleque (2015), y uno más que es considerado patrimonio natural de la humanidad: la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca (2008).
Así que en estas vacaciones de invierno el Edoméx abre sus puertas e invita a realizar un recorrido por su territorio y, desde luego, conocer una de las más famosas a nivel nacional e internacional, que es la Ciudad Prehispánica de Teotihuacán, inscrita en 1987 en esta lista por su relevancia histórica de la época precolombina.
La majestuosidad de las pirámides de la Luna y del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, así como el perfecto trazo de la Calzada de los Muertos y de todo el conjunto arquitectónico, aunado a lo que esta civilización significó para el mundo antiguo en toda Mesoamérica, fueron motivos más que suficientes para conseguir dicho privilegio, el cual ha influido para consolidar su fama alrededor del mundo.
Teotihuacán es, por mucho, la zona arqueológica más visitada de México y se ubica entre las más concurridas del mundo, ya que el misticismo y la grandiosidad de estas construcciones causan asombro y emoción a los millones de viajeros que las visitan cada año.
En esta zona arqueológica también pueden degustar la oferta gastronómica y esperar a que dé inicio el espectáculo de luz y sonido “Experiencia Nocturna en Teotihuacán”, que pretende hacer vivir a los asistentes la experiencia de caminar en la Ciudad de los Dioses de noche, mientras conocen la historia de esta antigua civilización famosa en todo el mundo.
Los asistentes apreciarán las principales plazas y basamentos iluminados con potentes luces de la más alta tecnología y presenciarán un impresionante video mapping en la gran pirámide del Sol.
Otro lugar que en el año 2008 la UNESCO inscribió en la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad, es la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, en la cual el Estado de México tiene los santuarios de La Mesa, en el municipio de Donato Guerra, El Capulín-Macheros, en San José del Rincón, y la colonia de Piedra Herrada, en los límites de Temascaltepec y Valle de Bravo.
Tras recorrer más de 4 mil 500 kilómetros de distancia, desde el sur de Canadá y el norte de los Estados Unidos, millones de mariposas monarca llegan a los bosques del Estado de México y Michoacán a hibernar y reproducirse entre los meses de noviembre a marzo, tiempo durante el cual los turistas y paseantes pueden disfrutar de un espectáculo único en el mundo.
El Estado de México guarda más sorpresas para sus visitantes, ya que varios puntos del norte de la entidad, como los Pueblos Mágicos de Tepotzotlán y Aculco, así como Jilotepec, Polotitlán y Soyaniquilpan, forman parte del Camino Real de Tierra Adentro o Ruta de la Plata, que, desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, fungió como la ruta comercial entre la Ciudad de México y Santa Fe, Nuevo México.
Este camino, que cruza por 11 entidades de México y dos estados de la Unión Americana, también cuenta con la distinción de Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el año 2010, y los municipios mexiquenses por los que cruza, guardan celosamente trascendentes vestigios de esta ruta de la época de La Colonia y El Virreinato.
Finalmente, el municipio de Nopaltepec, en el Valle de Teotihuacán, resguarda con orgullo la arquería mayor del Complejo Hidráulico Acueducto del Padre Tembleque, construcción del siglo XVI, que en 2015 fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Esta excepcional obra, con sus 48 kilómetros de longitud, fue considerada como el Acueducto más importante de América y los 68 arcos de su esbelta arquería de un solo nivel, aún se conserva prácticamente intacta tras 447 años de existencia, maravillando a los turistas nacionales y extranjeros que la visitan.
Esta excepcional obra, con sus 48 kilómetros de longitud, fue considerada como el Acueducto más importante de América y los 68 arcos de su esbelta arquería de un solo nivel, aún se conserva prácticamente intacta tras 447 años de existencia, maravillando a los turistas nacionales y extranjeros que la visitan.