Sergio de Jesús García, presidente de la Unión de Campesinos Indígenas y Campesinos del Estado de México (UCICEM), demando a las autoridades estatales y municipales la aplicación de programas sociales que ayuden abatir el rezago social de las comunidades otomí y mazahuas de Toluca. “El alza de precios de la canasta básica afecta terriblemente a las familias más pobres y a esa injusticia social se suma la desesperanza y ahora la falta de alimentos, afectando principalmente a nuestros niños, por que cuando se tiene hambre la letra no entra y difícilmente terminan la educación básica, lo que es una clara violación a los derechos fundamentales”. Afirmó que la discriminación económica- social en contra de los pueblos indígenas, así como el abuso laboral de los niños, son faltas graves al estado de derecho que sin lugar a dudas limitan el bienestar de la sociedad, por lo que es necesario que las autoridades gubernamentales, lideres sociales luchen en contra de este mal social. “Lo que necesitamos son programas sociales que verdaderamente beneficien a la clase más pobre y proyectos productivos que repercutan en los bolsillo de los productores, mas no programas electoreros y con distingos partidistas que sólo empobrecen más a las comunidades indígenas”. En Toluca de acuerdo a datos del INEGI, subsisten más de 21 mil habitantes de origen otomí concentrados en su mayoría en la zona norte del municipio, los cuales sufren no sólo de carencias monetarias sino de servicios públicos y oportunidades de desarrollo. De acuerdo a un estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México la comunidad de San Cristóbal Huichochitlán, integrada por indígenas campesinos-artesanos, se ha visto desintegrada debido a la falta de apoyo para sus habitantes, los cuales se ven obligados a buscar alternativas de vida como el ambulantaje en el centro de la ciudad o como asalariado, pese a ello los Otomíes continúan arraigados a sus tierras de ahí que en Toluca la agricultura no haya desaparecido por completo. “El proceso paulatino relegó su actividad agrícola, incorporando la confección de artesanías o combinándolas, cuando resultan insuficientes en la subsistencia familiar, se suma a la venta de mano de obra a falta de otras alternativas que los ayuden a conservar su identidad, mediante la producción de sus tierras, mismas que terminan por vender ante la falta de proyectos productivos.
Comentó que ya es necesaria una política clara para sacar de la miseria a la gente del campo, porque también los Otomíes y Mazahuas tienen derecho a desarrollarse en un ambiente de paz y de tranquilidad social.