La idea detrás de cualquier vacuna es imitar una infección sin provocar daño para que el propio organismo genere inmunidad contra un virus. Hoy se publican datos que sugieren que la vacuna de Moderna genera una inmunidad mayor que la infección real con el nuevo coronavirus, esto de acuerdo con el portal de ciencia y tecnología, Agencia ID.
Un grupo de 34 personas de todas las edades que recibieron las dos dosis de la vacuna de Moderna siguen teniendo niveles altos de anticuerpos hasta cuatro meses después de la primera dosis. Los anticuerpos son proteínas diminutas capaces de unirse al virus e impedirle que cause enfermedad. Los tipos de anticuerpos en los que se centra este trabajo son los más efectivos en neutralizar al SARS-CoV-2, pues se unen a la proteína S con forma de pincho que sobresale de la envuelta del virus y sin la cual es incapaz de unirse a las células humanas para secuestrarlas y generar millones de copias de sí mismo.
“Son noticias muy positivas”, explica a este diario Alicia Widge, investigadora de los institutos nacionales de salud de EE UU, que ha desarrollado la vacuna junto a Moderna. “Todos los participantes tenían niveles altos de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 tres meses después de la segunda dosis de la vacuna [que se pone 28 días después que la primera, con lo que son cuatro meses de inmunidad desde la primera dosis]. Esto sugiere que la vacuna dará inmunidad duradera”, resalta la investigadora, autora principal del estudio, que se ha publicado en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine.
El dato más esperanzador es que cuatro meses después del primer pinchazo todos los vacunados —incluidos los mayores de 71 años— tenían niveles de anticuerpos más altos que los de personas que se habían contagiado con el SARS-CoV-2.
La vacuna de Moderna es una de las más avanzadas y ha demostrado una eficacia del 94% en un ensayo con más de 30.000 participantes que ha sido coordinado por el NIH. Su eficacia contra la covid grave es del 100%, según los últimos datos facilitados por la compañía. La vacuna se encuentra ya en la tercera y última fase de ensayo y no se han detectado efectos adversos graves. Su aprobación en la UE se espera para el 12 de enero y la de BioNTech/Pfizer para el 29 de diciembre.
Por ahora no hay datos comparables sobre la duración de la inmunidad generada por la otra vacuna más adelantada, la de BioNTech/Pfizer, con una eficacia del 95%. Tanto esta como la de Moderna se basan en la misma técnica: el ARN mensajero. Por el momento no hay ninguna vacuna de este tipo aprobada basada en esta molécula, pero se piensa que puede revolucionar la biomedicina porque permite desarrollar vacunas de forma muy rápida contra virus e incluso contra tumores.
El médico Uğur Sahin, director ejecutivo de la empresa alemana, explica a este diario que esperan tener esos datos pronto. “Hemos visto niveles de anticuerpos similares a los que muestra Moderna, pero aún no hemos publicado los datos. Esperamos poder hacerlo al final de la próxima semana”, explica. “Sabemos que nuestra vacuna genera células de memoria, pero también que los niveles de anticuerpos caerán con el tiempo. Esto hace que tal vez se necesite una tercera dosis de recuerdo uno o dos años después”, añade.
Los últimos datos publicados sobre la vacuna de la Universidad de Oxford y Astrazeneca se basan en 560 voluntarios y muestran que los vacunados tienen niveles altos de anticuerpos neutralizantes 28 días después de la segunda dosis. En este caso se trata de una vacuna basada en un mensaje genético de ADN que entra en las células a bordo de un virus desactivado de chimpancé. Es también una tecnología que no se ha aprobado hasta el momento. La eficacia de esta vacuna está entre el 62% y el 90%, pero la fiabilidad de estos datos es menos sólida que la de las otras dos vacunas.
“Son muy buenas noticias”, opina África González, inmunóloga de la Universidad de Vigo. “Un problema es que aún no se conoce qué nivel de anticuerpos tiene que tener una persona para saber si está protegida frente a la infección por el SARS-CoV-2. Sin embargo, dadas las escasas reinfecciones que se observan en el mundo, y que su nivel de inmunidad alcanzado tras la primera exposición ha sido suficiente, los datos indican que los vacunados estarían más protegidos que los que tuvieron la infección natural”, resalta.
“La conclusión más potente es que la capacidad neutralizante en estos pacientes que han recibido las dos dosis de vacuna a los cuatro meses es superior en todos los grupos de edad que la de 41 personas convalecientes de covid a los 34 días”, resalta Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). “Son datos muy buenos que nos llevan a pensar que los anticuerpos pueden durar mucho más tiempo”, resalta.
Marcos López, presidente de la SEI, apunta otra clave fundamental. “El tipo de anticuerpos neutralizantes que han detectado en este estudio van dirigidos contra el dominio de unión al receptor de la proteína S del virus. Esto quiere decir que han sido generados en centros germinales [cuarteles generales de la inmunidad situados en los ganglios y el bazo]. Es importante porque sabemos que cuando se generan este tipo de anticuerpos también se crean células B y T de memoria”, resalta. Estos dos tipos de células son el cuerpo de élite de la inmunidad duradera. Son capaces de recordar a un virus y generar anticuerpos contra él y de destruir las células infectadas, respectivamente, pasados meses o años.
Los datos más recientes sobre la inmunidad que generan las personas que superan la infección añaden buenas noticias posiblemente extrapolables a la vacuna. Los anticuerpos que neutralizan al virus siguen presentes por lo menos siete meses después, según uno de los mayores estudios sobre el tema. En noviembre otro trabajo demostró que los infectados conservan una inmunidad robusta por lo menos ocho meses después mediada por linfocitos B y T, lo que lleva a pensar que la inmunidad puede durar años.
El equipo del NIH publicó en septiembre un estudio que mostraba que los voluntarios que recibieron la vacuna de Moderna tenían linfocitos un mes y medio después de la segunda inyección. “Esperamos tener pronto los datos de seguimiento de los primeros seis meses”, concluye Widge.