Acceder a agua limpia es esencial para la salud humana, pero hay comunidades en zonas rurales de todo el mundo a las que les es difícil acceder a este recurso. El agua que se consigue de pozos puede tener partículas en suspensión, volviéndola turbia. Esto es más que una preocupación estética, ya que contaminantes como metales pesados, bacterias o virus se adhieren a las partículas en suspensión; al aumentar la turbidez, también aumenta el riesgo de padecer enfermedades intestinales. Según la Organización Mundial de la Salud beber agua contaminada causa alrededor de 500 mil muertes al año, principalmente debido a diarreas.
Mas una solución a ese problema podría encontrarse en su jardín. Investigadores del Laboratorio de Química de Nano-superficies y Química de Materiales verdes de la Universidad del Sur de Florida, están explorando el uso del cactus Opuntia ficus-indica, popularmente conocido como nopal, tuna o chumbera, para purificar el agua.
La idea viene de antaño: el nopal se ha usado tradicionalmente en México para purificar el agua turbia. De hecho, fue la abuela mexicana de la ingeniera química Norma Alcantar, líder del proyecto, quién primero la introdujo a la costumbre popular. Al hervir el cactus, y luego añadir el agua resultante al agua turbia, se consigue “capturar” los distintos contaminantes en conjuntos cada vez mayores, o flóculos, que al aumentar de peso acaban sedimentando, haciendo que el agua pierda turbidez y sea bebible.
El nopal es una planta originaria de México, pero se encuentra extendida por el mundo entero, formando parte de la economía agrícola en muchas zonas áridas del mundo. Este cactus no es tóxico, sus frutos son comestibles y en algunos lugares es considerado una delicatessen.