Editoriales depredadoras se caracterizan por no estar incluidas en circuitos reconocidos: Montserrat García

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Con el auge del conocimiento abierto surgieron editoriales depredadoras, que se caracterizan por no estar incluidas en circuitos reconocidos, ser de temas muy abiertos y asegurar la publicación únicamente con pago, aseguró la académica de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Montserrat García Guerrero, en la Universidad Autónoma del Estado de México. 

(Foto: Manuel Luna).

Al dictar la conferencia en línea “Publicaciones científicas: entre depredadores y ciencia abierta”, enfatizó que para identificar una revista de calidad es necesario que sea de algún tema especializado. 

A través de las redes sociales de la Oficina de Conocimiento Abierto de la UAEM, especificó que además de las grandes editoriales internacionales, existen esfuerzos por parte de las universidades públicas mexicanas para generar publicaciones de alta calidad académica.  

“Una revista que está amparada por una universidad generalmente es de calidad”, expresó la especialista, quien afirmó que publicar en este tipo de foros genera a los académicos lecturas y citas a sus trabajos de investigación. 

Detalló que con la fuerza que tuvieron las publicaciones abiertas hubo un cambio de paradigma en las editoriales científicas. Ahora, dijo, ya no se cobra a los lectores, sino a los investigadores por publicar. En algunos casos, mencionó, ha habido modelos híbridos en los que pagan lectores y autores.   

Por otro lado, indicó que la comunicación pública de la ciencia es la vía para reconocer el esfuerzo de investigación de un científico. Con la era tecnológica, mencionó, las publicaciones en revistas digitales con el medio para lograrlo. 

Montserrat García Guerrero refirió que en la actualidad, un académico debe identificar las posibles revistas donde puede publicar, incluso antes de terminar el proyecto de investigación. Con ello, dijo, se asegura que sea aceptado el trabajo y que tenga mayor proyección. 

Del mismo modo, recomendó contar con un perfil de investigador, el cual lo proveen las propias revistas o bases de datos de publicaciones científicas. A partir de ello, dijo, los académicos pueden identificar dónde ha sido citado su trabajo o cuántas veces ha sido revisado. Mencionó que el más aceptado por la comunidad científica internacional es el Open Researcher and Contributor ID (ORCID). 

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