Y pasó en México el Día Internacional de la Mujer con protestas en diferentes capitales, incluida Toluca. Se advierte que hay dolor, odio y rencor al sistema de gobierno por la falta de prevención y castigo a la agresión a mujeres.
Sin embargo, la duda que persistirá es si las formas de las mujeres que ahí acudieron fueron las adecuadas; sobre todo de las que iban con lo necesario para violentar: palos, machetes y martillos; encubiertas en pasamontañas y pliacates. Nada dispuestas a hablar con los funcionarios que les pedían un diálogo.
Iban con la convicción de enfrentarse a la Policía. Querían desquitarse, que se diera un merecido pues se asumían como “el grito de las que ya no tienen voz”.
El resultado de la protesta incendiaria hablará por sí mismo. Si es que se aplican las políticas para erradicar la violencia contra la mujer. De lo contrario, las movilizaciones no habrán sido suficientes o se hicieron descabelladamente; no se logró que se acabara con acosadores, violadores y asesinos.
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