“La educación hoy sufre las consecuencias de los embates nefastos de la pandemia, pero la incertidumbre es una de las palabras que define a la educación. Nos enfrentamos a una crisis sanitaria, de la cual no estábamos preparados, pero tampoco estábamos para sortear los efectos que ha generado sobre el aparato productivo con una crisis económica, y todavía no se ha calibrado el impacto que esta enfermedad va a generar en la educación”, afirmó Edgar Alfonso Hernández Muñoz, en la conferencia “Retos y oportunidades para la formación de formadores en tiempos de pandemia”, en el marco del 40 aniversario del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM).
“La actual crisis reclama respuestas a los problemas inmediatos, posponiendo la atención de los grandes temas educativos, sobre todo los de nivel superior, educación presencial y absorción de demanda potencial, las más afectadas. Esta situación daña el tejido social, lo que incide negativamente, no sólo en la vida institucional, sino también en la comunitaria”, externó el conferencista.
El exdirector del ISCEEM señaló que el reto de los formadores es intuir el panorama en el mediano y largo plazo, visualizar que quienes estudian la normal, o los posgrados enfrentarán retos que todavía ni siquiera se encuentre en estos momentos, por lo que es necesario anticipar las condiciones que se puedan presentar, para saber responder a las secuelas, y saber que es “hacer escuela en este escenario” que representa la pandemia y sus efectos.
Indicó que “la escuela como un concepto, no como un espacio físico, como una comunidad activa, que aún dispersa tendrá la capacidad de disposición de estar viva, actuante, proactiva, para en circunstancias muy adversas, sigan generando resultados”.
Aludió que la agenda educativa en este marco debe incluir retos y oportunidades como “nuevas metodologías, protocolos de seguridad y protección civil al retornar a las aulas, incluir riesgos sanitarios (cadenas de contagio), más facultades en logística y pedagogía como nunca antes la escuela al centro. Y paliar los efectos negativos reponiendo lazos de solidaridad y resiliencia, probar formas de atacar ausentismo y deserción, promover iniciativas públicas/privadas para modernizar y diversificar la tecnología digital y la inteligencia emocional, necesaria para servicios de apoyo y capacitación permanente”.