Podcast en un Click narra historia de amor prehispánica

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El programa cultura en un Click que coordina la Secretaría de Cultura y Turismo se sumó a los festejos por el día del amor y la amistad, y deleitó a todas y todos los escuchas con una interesante adaptación realizada por Yasmín Tapia, de una leyenda mexicana de amor.

Cuentan la historia de un gran amor de origen mexica, que involucra a dos de los volcanes más grandes de México (Foto:especial)

A través de la aplicación Spotify se desarrolló un podcast en donde contaron la historia de un gran amor de origen mexica, que sucedió hace tiempo y que involucra a dos de los volcanes más grandes de México.

Cuenta la historia de Popocatépetl, un joven apuesto guerrero azteca, que estaba al servicio de Tezozómoc, el padre de Iztaccíhuatl, la princesa más hermosa jamás vista. Sólo bastó que el guerrero y la princesa se conocieran para que quedaran perdidamente enamorados.

La bella princesa Iztaccíhuatl, hija del cacique de Tlaxcala, se había enamorado del joven Popocatépetl, uno de los principales guerreros de este pueblo.

Ambos se profesaban un amor inmenso, por lo que antes de ir a la guerra, el joven pidió al padre de la princesa la mano de ella si regresaba victorioso. El cacique de Tlaxcala aceptó el trato, prometiendo recibirlo con el festín del triunfo y el lecho de su amor.

El valiente guerrero se preparó con hombres y armas, partiendo a la guerra después de escuchar la promesa de que la princesa lo esperaría para casarse con él a su regreso. Al poco tiempo, un rival de Popocatépetl inventó que éste había muerto en combate.

Al enterarse, la princesa Iztaccíhuatl lloró amargamente la muerte de su amado y luego murió de tristeza.
Popocatépetl venció en todos los combates y regresó triunfante a su pueblo, pero al llegar, recibió la terrible noticia de que la hija del cacique había muerto.

De nada le servían la riqueza y poderío ganados si no tenía a su amor. Entonces, para honrarla y a fin de que permaneciera en la memoria de los pueblos, Popocatépetl mandó que construyeran una gran tumba ante el Sol, amontonando diez cerros para formar una gigantesca montaña.

Desconsolado, tomó el cadáver de su princesa y lo cargó hasta depositarlo recostado en su cima, que tomó la forma de una mujer dormida. El joven le dio un beso póstumo, tomó una antorcha humeante y se arrodilló en otra montaña frente a su amada, velando su sueño eterno. La nieve cubrió sus cuerpos y los dos se convirtieron, lenta e irremediablemente, en volcanes.

Desde entonces permanecen juntos y silenciosos Iztaccíhuatl y Popocatépetl, quien a veces se acuerda del amor y de su amada; entonces su corazón, que guarda el fuego de la pasión eterna, tiembla y su antorcha echa un humo.

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