Morena, encuestas, inseguridad

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•Encuestas que hacen bolas a Morena

•Martínez Carbajal, a mejorar

•No cambia la percepción de inseguridad en Toluca

En Morena están hechos bolas.

Las encuestas dadas a conocer por Mario Delgado, dirigente nacional del partido de la cuarta transformación, han generado muchas dudas entre los aspirantes a la coordinación de los comités de defensa de la cuatro te en el estado de México y la candidatura a la gubernatura del estado. No lo dirán en público, porque prometieron acatar las reglas, y sin embargo ya dudan de los instrumentos que midieron a las mujeres y hombres morenistas y cuyos resultados son diametralmente distintos a otras encuestas.

Una cuestión elemental quedó en el aire: ¿serán dos, seis o 10 o cuántos los que se integren a la encuesta definitiva?

¿En la segunda y definitiva encuestas aparecerán solamente Delfina Gómez, Higinio Martínez, Xóchitl Zagal, Fernando Vilchis, Hilda Ramírez y Horacio Duarte

¿O la Comisión de Encuestas se verá forzada a incluir al exalcalde de Neza, Juan Hugo de la Rosa —que gastó un mundo de dinero en hacer miles de llamadas a los hogares mexiquenses para promoverse a lo largo de la última semana—, y a Mariela Gutiérrez, alcaldesa de Tecámac, a la que sus “asesores” pusieron en los cuernos de la luna con una encuesta en la que incluso superaba a la secretaria de Educación Pública?

Sí, están hechos bolas. Y si el resultado de la segunda y definitiva encuesta no satisface a la mayoría, los 20 puntos que tienen de ventaja sobre el PRI se pueden ir a la cañería. Desde luego, nadie puede cantar victoria. El porcentaje de indecisos es incluso más alto que la ventaja que presumió Mario Delgado.

Los encuestadores serios lo saben: no es que sean indecisos. Es que prefieren no revelar su preferencia electoral.

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Hablando de encuestas, un ejercicio hecho en torno a los alcaldes de las capitales de 31 estados, colocó al presidente municipal de Toluca, Raymundo Martínez, a la zaga. Martínez Carbajal y su equipo tienen mucho trabajo por delante si quieren mejorar sus calificaciones. La estrategia del silencio y los actos acotados no ayudan mucho.

Raymundo Martínez es un experimentado político y administrador público que sabe qué estrategia es mejor para que su trabajo se reconozca y se reconozca ya. Resistir, sufrir, soportar, es insuficiente.

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La percepción de inseguridad en Toluca se ha deteriorado paulatina e inexorablemente. En mucho tiempo no ha habido vuelta atrás en las cifras que muestran temor y peligro.

El arriba firmante no tiene ni el menor resquicio de duda para afirmar, cuantas veces sea necesario, que la administración municipal que encabezó Juan Rodolfo Sánchez en Toluca el trienio pasado ha sido el peor gobierno municipal de la capital mexiquense en décadas.

Tampoco tiene empacho para apuntar su dedo flamígero —qué imagen más bonita— y señalar que al gobierno municipal de Raymundo Martínez Carbajal le está costando mucho trabajo revertir la herencia del deterioro que dejó su antecesor y el antecesor de éste. Por aquí y por allá hay evidencias. Las calles llenas de agujeros son un ejemplo. La falta de iluminación en cualquiera de las delegaciones, otro.

Y de la inseguridad, ni hablar.

En diciembre del año pasado, justo cuando cerró el trienio pasado, 81.7 por ciento de los toluqueños mayores de 18 años respondieron a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana que se sentían inseguros en su ciudad. En el corte del 15 de junio de la misma encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía —que no está “cuchareada”, porque reporta datos de 90 ciudades del país—, 84 de cada 100 ciudadanos de Toluca respondieron que se sienten inseguros.

Cualquiera que pueda hacer una simple operación aritmética se da cuenta de que hubo un menoscabo. No muy pronunciado, porque se trata de dos puntos porcentuales, pero empeoró en seis meses la percepción de inseguridad.

Es cierto que en esos primeros seis meses la policía municipal de Toluca no tuvo patrullas. También es cierto que los policías tuvieron que recorrer el municipio “a patín”. Se podría decir que la carencia de patrullas propias incidió en la sensación de inseguridad. Tambien se podría decir que los recorridos a pie resultaron infructuosos.

Y ni hablar del factor confianza, porque entonces tendría que remitirme a los videos en los cuales la policía de Toluca sale mal parada. Aún y cuando se trate de malas interpretaciones o hechos sacados de contexto.

En las llamadas mesas de coordinación territorial para la construcción de la paz  se ha insistido en más de una ocasión que en Toluca han disminuido los hechos delictivos de alto impacto. Aún así la percepción de inseguridad en la capital del estado de México superó en 16 puntos la tasa a nivel nacional, que fue del 67.4 por ciento.

Además, la encuesta del Inegi muestra también un detrimento en las relaciones vecinales: durante el segundo trimestre de 2022, 42 por ciento de la población de 18 años y más tuvo algún conflicto o enfrentamiento, de manera directa, con familiares, vecinos, compañeros de trabajo o escuela, establecimientos o con autoridades de gobierno. Del primero al segundo trimestre del año este indicador se deterioró cinco puntos porcentuales.

La descomposición es un hecho. El modelo policíal y gubernamental para incidir en la seguridad necesita mucho más.

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