Cuando se habla de preocupaciones entre los jóvenes preparatorianos está la posibilidad de continuar sus estudios, elegir qué estudiar y dónde, y si lo que se va a estudiar es por gusto o interés económico. Y es que es común oír que los padres de familia intervengan para orientar o cuestionar sobre los objetivos privilegiando la parte de los ingresos.
Desde esta posición, es de tomar en cuenta lo que acaba de publicar el Instituto Mexicano para la Competitividad en torno a las carreras profesionales mejor y peor pagadas. En el primer caso, las mejor pagadas encabezan la lista medicina, ingeniería civil, minería y extracción. Claro, los sueldos no son precisamente altos porque oscilan en los 16 mil pesos al mes. En contraste, las carreras peor pagadas son orientación educativa y formación docente para la educación inicial o especial; los salarios rondan los ocho mil 500 pesos mensuales. Otras carreras mejor pagadas son ciencias políticas, arquitectura y ciencias ambientales y peor pagadas trabajo social, lenguas extranjeras y rehabilitación física.
La decisión de lo que debe estudiarse definitivamente recae en el estudiante, igual que las intenciones, pero no debe dejarse de lado situaciones importantes como evitar una carrera porque esté de moda, estudiar lo que parece ser más fácil, seleccionar la misma carrera que los amigos cercanos y continuar la tradición familiar. El resto es considerar las múltiples ocupaciones a las que se podría dedicar. En conclusión, hay que elegir por gusto y estando conscientes de la realidad del mercado laboral.
