En medio de que la depresión se sitúa como la enfermedad del siglo XXI, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo acaban de dar a conocer las directrices sobre la salud mental en el trabajo entre las que se encuentran adoptar medidas frente a la gran carga de trabajo, mejorar las pautas de comunicación laboral y abordar los comportamientos negativos y factores que generan angustia.
Por otra parte, implementar mejores formas de atender las necesidades de los trabajadores con problemas de salud mental, apoyar su reincorporación al trabajo y, en el caso de los que padecen problemas graves de salud mental, facilitar su ingreso al empleo remunerado.
La tristeza, la ansiedad, la pérdida de motivación, la dificultad para concentrarse, los ataques inexplicables de llanto y el aburrimiento son solo una pequeña muestra de los síntomas depresivos en el trabajo.
Se estima que cada año se pierden 12 mil millones de días laborales debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares.
En México, el 15.4 por ciento de los empleados tiene depresión, según el INEGI, y no cuentan con una red de apoyo.
