Hay políticos que están montados en la idea de alejarse de los partidos y volverse, mágicamente, ciudadanos de a pie.
A algunos les ha funcionado. Como a Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como El Bronco, cuya militancia previa fue priista y cuya ideología seguramente se mantiene en la afinidad a los principios del tricolor. Pero se deslindó de su partido, se volvió candidato ciudadano y ganó la gubernatura de Nuevo León.
¿A cuántos más les funcionará la idea? ¿A cuántos políticos les creerá el ciudadano de a pie que dejaron de militar en un partido o que su ideología cambió radicalmente para estar en la trinchera de la sociedad?
Cuando por aquí y por allá aparecen políticos que ahora abanderan causas ciudadanas hay que tener cuidado y preguntarse: ¿por qué no lo hicieron antes?, ¿por qué precisamente ahora que están en boga los candidatos ciudadanos a ell@s les llegó la súbita iluminación de alejarse de su partido?
Lo que al arriba firmante le choca es que creen que el ciudadano es tarugo o francamente idiota. Y que lo van a engañar con propuestas que suenan sensatas, pero que habiendo ejercido responsabilidades públicas con capacidad de decisión nunca pusieron en práctica.
Que me perdonen, pero no hay cambios abruptos. Hasta el cambio de ideología es prolongado y paulatino.
Así que a otro perro con ese hueso… El hueso que, por cierto, tuvieron y quedaron a deber. El hueso que quieren de vuelta porque no saben vivir de otra cosa. El hueso en el que siempre le dieron la espalda al ciudadano de a pie.
