Con motivo de la llegada de Año Nuevo algo que solemos hacer es proponernos metas como hacer ejercicio, bajar de peso, alimentarnos mejor, leer un libro o tomar clases de algo. También dejar de fumar, beber menos, viajar, pasar más tiempo con la familia, cambiar de trabajo o ser mejor persona.
No reparamos en que todo esto requiere de acciones concretas o disciplina. Es decir, de esfuerzo y constancia en nuestro objetivo. La disciplina nos da el impulso para lograr lo que queremos; hacer lo que debemos hacer cuando lo debemos hacer. Jim Rohn, orador motivacional estadounidense, opina que “la disciplina es el puente entre las metas y el logro”.
Conviene entonces preguntarnos qué tan viable es pensar que el éxito nos llegará por suerte e incluso usando en estas fechas atuendos de color rojo o amarillo, portar amuletos, barrer nuestra casa en dirección a la calle, sacar maletas a nuestras banquetas y guardar un dólar en el bolsillo.
