Vaya que la aparición en escena de la senadora Xóchitl Gálvez como posible candidata del Frente Amplio por México a la presidencia de la república ha causado molestias en el presidente, gente en el gobierno y seguidores pues es motivo de señalamientos continuos en el entorno real y virtual. Y no se trata de decir que la estén atacando debido el solo hecho de hacerlo sino porque parece que les causa preocupación por su sencillez, carisma y camaradería que no tiene Claudia Sheinbaum.
Xóchitl Gálvez volvió a estar en el foco de atención porque el pasado 12 de junio se presentó en Palacio Nacional buscando que el presidente le diera acceso a la conferencia de prensa que encabeza para desmentir que proponía desaparecer programas sociales como dijo el mandatario. Tres días después el líder panista Marko Cortés dijo que estaba considerada para ser aspirante a candidata y después sobrevino una avalancha de entrevistas, posicionamiento y opiniones a su favor que están al alcance de todos en medios de comunicación tradicionales y redes sociales. Este alud hizo incluso que se dejara de hablar de las corcholatas del partido Morena y que la elección interna del PRI pasara a ser la principal. No es que Xóchitl Gálvez no tenga un lado oscuro, fracasos como funcionaria o su origen no sea tan puro, o como dice el presidente que la quiere imponer una oligarquía, lo que pasa es que el miedo no anda en burro.