Uno de los momentos donde se exhibe más la falta de respeto y solidaridad entre quienes vivimos en la ciudad es en la asignación y disposición de espacios para los discapacitados.
¿Quién no ha visto un vehículo estacionado en un lugar prohibido y sin la menor posibilidad de que transporte a una persona discapacitada? Esto se ve sobre todo en los centros comerciales donde queda claro que a algunos automovilistas les da flojera caminar, que piensan que nadie se dará cuenta, están seguros de que no les reclamarán o si lo hacen no les importa o se ponen al brinco.
Falta poner en marcha acciones más enérgicas contra quienes invaden los espacios para discapacitados como contar con un tarjetón que acredite que el vehículo es de uso de discapacitado, establecer multas más severas y sin condonación y realizar labores de vigilancia.
En la Ciudad de México se tiene paga ahora entre dos mil y tres mil pesos, en cifras cerradas, cuando no se respetan las marcas en el suelo o el señalamiento informativo específico para el ascenso y descenso de personas con discapacidad.
Así, en México hay más de seis millones de personas con discapacidad y nos guste o no, tenemos que concientizarnos de respetar los lugares que les corresponden y que no son un privilegio sino una necesidad.