La gobernadora del estado de México, Delfina Gómez Álvarez, visitó el municipio de Texcaltitlán, donde el viernes pasado se suscitó un enfrentamiento entre pobladores de la localidad de Texcapilla y criminales de una facción de la banda delictiva La Familia Michoacana.
Es verdad, la visita ocurrió tres días después de los hechos. También es verdad que había vigilancia en el lugar de la visita. Es cierto que la visita de la gobernadora no resuelve por arte de magia la inseguridad en el municipio de Texcaltitlán.
Pero Delfina Gómez estuvo ahí, escuchó a la gente y dio la cara. Y eso es mucho más de lo que hicieron sus antecesores en situaciones similares. A diferencia de Alfredo del Mazo, Eruviel Ávila y Enrique Peña, la gobernadora Delfina Gómez tomó la iniciativa de atender y escuchar. Es innegable que hacen falta muchas acciones para resolver la inseguridad. Nadie puede decir que todo se soluciona con una visita o que un golpe de efecto resuelve los problemas.
Pero estar en el lugar es mucho más de lo que quisieron hacer o quieren hacer muchos funcionarios. Ni siquiera el alcalde de Texcaltitlán ha dado la cara.
Hace falta cambiar el modelo y la estrategia de seguridad. Hay mucho por hacer.