Informar y capacitar de forma horizontal y transversal empodera a las mujeres rurales para mantener equilibrada, sana y evolucionando a una comunidad. Cuando las mujeres rurales fortalecen su desarrollo con herramientas como el liderazgo, la vida libre de violencia y el cuidado de su medio ambiente, todas las personas de su entorno ganan y crecen desafiando la discriminación y los roles de género tradicionales impuestos por la cultura patriarcal.
Así lo dijo, la maestra Ilse Rubí Miranda Hernández, especialista en género de la Dirección General de Perspectiva de Género de la Secretaría de las Mujeres, durante la videoconferencia “Participación comunitaria e igualdad de género para mujeres rurales y pueblos originarios”, presentada por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), en el marco de las acciones de los “16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres”.
Miranda Hernández comentó que las mujeres que ejercen sus derechos protegen mejor la tierra y preservan las costumbres, así como la alimentación de sus comunidades con base en productos propios de la región. El empoderamiento y la organización de mujeres rurales en colectivas o cooperativas les permite allegarse de ingresos y contribuir a mejorar las condiciones de vida en sus comunidades.
Aseguró que este tipo de organización comunitaria debe ser resultado de políticas públicas afirmativas para propiciar el desarrollo igualitario entre hombres y mujeres, en ambientes libres de violencia donde se respeten los derechos y la dignidad de todas las personas.
En México estas estrategias deben ser incluidas en las políticas públicas y ser acordes a los objetivos de Desarrollo Sostenible: igualdad de género y poner fin de la pobreza, asentados en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, explicó la ponente.