Para preservar la elaboración artesanal de las piñatas y fomentar su comercialización, el Gobierno del Estado de México, a través del Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías (IIFAEM), apoya a 386 artesanas y artesanos de la rama de cartonería, con una credencial que les permite participar en ferias y exposiciones, así como vender sus piezas en la red de Tiendas Casart.
La tradición de las piñatas llegó a México en el año 1586, cuando los frailes agustinos del municipio de Acolman recibieron la autorización del Papa Sixto V para celebrar las “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en las tradicionales posadas.
Actualmente, los maestros del arte popular realizan, durante la temporada navideña, entre mil 200 y mil 500 piñatas.
“Desde chico yo estuve viendo cómo se hacían, cómo se llevaba el procedimiento, había ocasiones que teníamos que echarle montón todos como familia, nos gustaría que la gente conociera un poquito más a detalle cómo es el procedimiento, cómo se elabora la piñata y poder llevar un poquito de felicidad de esta Navidad para todas las familias”, comentó Esteban Salvador de Jesús Méndez, artesano de Lerma y segunda generación en su familia en dedicarse a la elaboración de piñatas. Este año, la producción del Maestro Salvador superó las mil 200 piñatas.
La elaboración de piñatas se realiza en los municipios de Lerma, Huixquilucan, Metepec, Toluca, Nezahualcóyotl, Otumba, Cuautitlán Izcalli, Tultepec, Tepotzotlán, Almoloya de Juárez y Acolman.
Por muchos años, esta artesanía le ha dado identidad al Estado de México, siendo un gran referente cultural para las posadas, como un símbolo de ilusión y alegría, pues cada parte que la conforma tiene una representación: los siete picos simbolizan los pecados capitales, el palo demuestra la virtud y los dulces representan las riquezas del reino de los cielos.
Los interesados en adquirir alguna de estas piezas pueden acudir al taller del maestro Esteban Salvador de Jesús Méndez, ubicado en Avenida Independencia, Manzana 014, en San Miguel Ameyalco, en Lerma, Estado de México.