Mientras los gobiernos municipales dejan para después de sus próximos informes de gobierno el sufrimiento que significará el pago de los aguinaldos, el ayuntamiento de Huixquilucan, que encabeza Enrique Vargas del Villar, se adelanta y le da certidumbre y confianza a los empleados municipales.
En este momento la mayoría de los ayuntamientos del estado de México se encuentran en la algarabía de colección del rosario de cifras y en el maquillaje que muestre que han cumplido un primer año lleno de resultados. Pero los cosméticos se van a diluir pronto, cuando los servidores públicos municipales empiecen a ver pasar los días sin que llegue la gratificación anual… Mientras en Huixquilucan es un hecho que el lapso de una semana, como máximo, los mil 800 trabajadores municipales recibirán lo que les corresponde.
El escrupuloso manejo de las finanzas municipales de Huixquilucan, por instrucción directa de Enrique Vargas de Villar, permitirá pagar antes de lo previsto la prestación de los servidores públicos, pero también ha concretado una disminuición de alrededor de 300 millones de pesos a la deuda pública que heredó de la pasada administración priista. Nunca antes se habían visto tales logros en Huixquilucan.
La receta de Enrique Vargas es la más estricta disciplina financiera, que ha mantenido desde el inicio de su administración es lo que a permitido ahorros y salir adelante con los pagos. A diferencia de otros gobiernos —entre otros sus vecinos cercanos, como Naucalpan—, que recurren al endeudamiento para la realización de obra o para el pago de aguinaldos, en Huixquilucan se lleva una disciplina en el gasto, se le hacer rendir para no recurrir al endeudamiento que a largo plazo empeora las finanzas de cualquier gobierno.
No en balde Huixquilucan ha escalado en las calificaciones de deuda: en abril pasado la consultora Fitch Ratings elevó la calificación del gobierno de Huixquilucan a BBB por su disciplina financiera, así como la contención del gasto, reducción de nómina y mejora de la capacidad recaudatoria. Por si fuera poco, el gobierno de Enrique Vargas del Villar fue premiado por las mejores practicas de transparencia, como una obligación que tienen los gobernantes y una exigencia de los ciudadanos.
